domingo, 5 de agosto de 2012

Una Noche Más

 Libertad Morán

Una noche más nos cuenta los avatares y sinsentidos del día a día de Ruth tras dejar a Sara, a la que todo el mundo consideraba como la mujer perfecta para ella. Pero la historia no se queda ahí, en la mera narración del descenso a los infiernos de la heroína de esta trilogía, sino que dibuja con trazo preciso el microcosmos particular de las personas que rodean a ambas, ahondando en sus problemas, miedos, dudas e incertidumbres.
La sutil disección del amor y la dificultad de mantenerlo se deja ver en momentos como este: “¿Qué hace que nos enamoremos de las personas? ¿Qué estúpida sustancia química segrega nuestro estúpido cerebro para que consideremos extraordinario a alguien que no pasa de mediocre? El amor es un chute, no un acto racional. Muchas veces encontramos a personas que parecen perfectas, hechas a nuestra medida. Con intereses, gustos, caracteres parecidos a los nuestros. Afinidad lo llaman. Sin embargo no nos enamoramos. Puede que hasta nos resulten indiferentes. En cambio sucumbimos a personas con las que no tenemos nada en común, con opiniones y modos de ver la vida que no encuentran eco en nosotros. Que, incluso, son diametralmente opuestos y nos llevan a caer en conflicto con nuestros propios principios. Pero nos enamoramos sin remedio. (…) Es irracional. Es químico. Pero también psicológico. O simplemente una dependencia tan absurda y atroz como la que se tiene con una droga. Nos mata poco a poco y con saña pero no podemos prescindir de ella”.

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